Torre de Rapunzel

El reloj marcó las 12:00 de la noche sonando las campanadas ya cansadas. La pequeña gatita negra dormitaba mientras afuera llovía, su descanso se vio interrumpido cuando escuchó a su eterna dueña entrar.

Elisa quiso prender el interruptor y recordó que desde hace mucho que no se pagaba la luz así que a tientas se hincó y sintió como la gatita se acercaba para darle calor. Golpeó su pecho y, como cada noche, comenzó a rezar...

-Torre de Rapunzel... ruega por nosotros...

Aquellos que osamos con subir a tu ventana, ingenuos tratando de desenmascarar tu secreto, robar tu más preciado tesoro; sin darnos cuenta de que los engañados fuimos otros; quedando hipnotizados por tu mayor e increíble hechizo.

Fueron esas llamas que cubrían tu rostro lo que nos hizo amarte, esa fortaleza inalcanzable la que despertó nuestro deseo por tomarte y conquistarte. Fueron esos pares de zafiros los que nos invitaron a beber de ti.

¿Quién será el afortunado por desenmascararte o aquel que descubra tu secreto?

No importa que tan inmadura fui al tratar de robarte un beso intentando mostrarme valiente como un maestro, siendo que no alcancé ni los aires de aprendiz.

Tú, mujer inmaculada, tú, diosa inalcanzable, tú... toda tú... llena de gracia, caos y destrucción; encerrada en la torre más alta, aquel rascacielo que cuida de tu ser.

¡Oh, Rapunzel! Deja caer tu hermosa cabellera para poder subir y llegar hasta ti...

¡Tonto aquel que dijo que esas palabras funcionaban!

Tu cabello esta pegado a tu rostro, no hay trenzas, no hay cuerdas ¡no hay manera de alcanzarte! Entre el llanto del niño desesperado y de la risa de la bruja malvada me encontraba yo; ofreciéndote una bella flor la cual despreciaste con un ademan demostrando lo insignificante que soy.

Una vez más... eres inalcanzable...

Torre de Rapunzel, ruega por nosotros, aquellos que caímos en pecado, escalando, arriesgando nuestros ojos ante la caída en los rosales, sin importarnos el que jamás te veremos más en nuestros sueños; quedando sólo los demás sentidos para admirarte... siendo que tu te vas sola y desdichada en el horizonte a causa de tal vil máscara.

Pero he de confesar... que en mi más corta vida jamás encontraré flama como la flor tuya ingenua y tranquila en la cama esperando ser arropada.

Mi bella niña, mi bello ser... tú, mi Rapunzel... ruega por nosotros los pecadores y reza por la salvación de nuestra alma...

La gatita vio como su dueña se tumbó al suelo derramando lágrimas y, solo cuando los abrió, pudo ver aquella herida la cual probablemente fue causada por aquellas espinas de las que habla ese cuento de hadas.

***

Ambas almas compartían un mismo destino: quedar atrapadas en aquella casa repitiendo el mismo capítulo. Cada noche Elisa sentía que regresaba con el corazón destrozado después de buscar a su amada sin conseguir encontrarla y la gatita siempre la vería entrar hasta que cumpla con su propósito, encerradas las dos en un limbo eterno hasta que alguien rece lo suficiente por ellas y las libere.

Pero ¿cómo se libera un alma de la cual se desconoce? ¿Cómo llegar al último peldaño de la torre de Rapunzel para al fin ser liberadas si ni siquiera pueden salir de aquella casa? Solo les queda la ilusión y el sentimiento de estar buscando, apareciendo todas las noches a la misma hora, rezando las mismas plegarias, esperando que alguien las escuche y se una a ellas para poder liberarlas.

Comentarios

Entradas populares