Pesadillas

 

 Me diste un beso en la frente antes de partir y me aferre a tu cuerpo, inhalando profundo, queriendo llenarme de todo tu aroma...

-¿A qué huelo?- siempre me preguntas cuando inhalo profundo.

-A ti, hueles a ti.

Te separaste y caminaste hacía la puerta y aunque se perfectamente que volveré a verte siento como un agujero se abre dentro de mi pecho... "No te vayas, no te vayas, no te vayas..." repito una y otra vez en mi cabeza... "Por favor quédate, no me dejes, quédate tan solo esta noche..." y al ver mi mirada sonríes y solo repites "Nos vemos luego", tu postura toda tranquila y serena se aparta hasta que te pierdes de vista.

Solo queda cerrar la puerta y mirar el vacío que has dejado en casa, el mismo que dejas cada sábado por la tarde. Camino a mi recamara ignorando los platos sucios, las botellas vacías y la ropa en el suelo, me envuelvo en mis cobijas y cierro los ojos tratando de no pensar en el agujero negro que habita en mi pecho, ignorando las voces, aquellas voces que ya ni siquiera consigo entender.

-Sabina... Sabina...

Me muevo debajo de las cobijas, se que me quedé dormida, tiento a ciegas buscando el celular, no quiero ver afuera de mi coraza. Consigo prender el celular y veo la hora... son las 3:20 de la madrugada y el vacío me recuerda que no se ha ido.

Escucho mi nombre de nuevo, provienen de afuera y me sujeto más fuerte a mi escudo hecho de ropa de cama, esperando que ellas me protejan, el agujero me presiona el cuello y comienza a faltar el aire...

-¡Sabina!... ¡Sabina!

Gritan mas fuerte mi nombre, retumbando por dentro y por fuera de mi cabeza pero ya no les presto atención porque el sentimiento de ahogo es más fuerte.

-¡SABINA!

Las lágrimas empiezan a correr y trato de gritar en medio del llanto esperando así poder recuperar el aliento, pero no llega nada a mis pulmones, las voces se vuelven mas fuertes, siento como tratan de quitarme las cobijas, siento sus garras amortiguadas por las telas, pero a veces alcanzan arañar bajo mi ropa.

Un último grito suena, se rompe el vacío, consigo respirar y salgo de mi escondite, lleno mi cuerpo de aire, mi rostro esta mojado de lágrimas y sudor y mi cuerpo no deja de temblar mientras miro en la oscuridad el techo, solo escucho mi llanto y el latido de mi corazón acelerado, los demonios al fin se han ido, los fantasmas al fin se callaron pero se que volverán y para ese entonces tú no estarás conmigo.

Aún no se como pedirte que te quedes una noche más conmigo, que si tu estuvieras durmiendo a mi lado esas bestias no se atreverían a hacerme daño, pero cada que quiero hablarte de estas pesadillas mi lengua se traba... ¿pensarás que estoy loca? o solo te darás cuenta de que no valgo la pena, verás mis heridas, notarás los platos rotos de mi alma y, lo peor de todo ¿serás capaz de aceptar los demonios que me atacan cada madrugada?

Moonverti

 

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