Aleteo

 

Se hizo a un lado y se acurrucó en posición fetal ella sola, mientras Alan cambiaba sin ton ni son los canales de la tele; ya se había acostumbrado a quedar insatisfecha mientras el gozaba, hacerse a un lado y ser ignorada mientras el se distraía con la tele hasta que él daba el llamado para irse, hasta ese momento Amelia se vestía, mirándolo de reojo para darse cuenta que solo se ocupaba de él mismo. La dejaba hasta la puerta de su casa, como siempre, y se iba, y así esperaba hasta el final de la semana, esperando para saber si Alan le servía para llenar el vacío que él mismo había dejado.

Amelia se preguntaba a veces por cuánto tiempo seguiría con lo mismo, esperar al fin de semana para ver quien se presentaba para quitarse las cosquillas que sentía por dentro, para que al final sea con quien fuera que se había metido, quedaran esas cosquillas que más que tranquilas quedaban desilusionadas, pues solo se encargaba de una solución momentánea.

Aquella mañana despertó con un cosquilleo en su vientre, las mariposas habían emigrado del estómago hasta su zona más íntima, apenas era martes y tenía poco de haberse acostado con Carlos, un conocido que había aborado en un bar. Tomó su celular y busco entre todos los nombres, siempre ponía al final del nombre o pseudónimo el lugar donde los había conocido, un apoyo a su mala memoria, pero cada nombre que pasaba más abrumada se sentía, no tenía ganas de pasar una madrugada mas acurrucada sola mientras el susodicho se la pasara cambiando de canal en canal hasta que dijera que la llevaba a su casa, o se saliera de la suya, dependiendo con quien fuera. Un par de aleteos se sintieron de nuevo y Amelia les pidió a aquellos seres en su vientre bajo que se calmaran.

Por la tarde recibió un mensaje, aquel nombre no tenía registro de anteriores conversaciones más allá de un simple: "¿Salimos esta noche?". Pero Amelia siempre tenía a quien ver o le daba flojera salir tan tarde entre semana, pero aquella vez el aleteo en su cuerpo la animó a contestar, aceptando la salida. Se puso un par de jeans y una playera juvenil esperando ocultar las marcas que las mariposas estaban dejando en su cuerpo, era como una reacción alérgica que enrojecía sus extremidades.

La velada fue tranquila, una cena y un par de bebidas, pero al final de la noche aquel chico le propuso caminar por las calles solitarias y ella accedió, quería ignorar el hecho de que al conocerlo se sintió como en casa, que su sonrisa y su voz la llenaba de calma, que incluso caminar a su lado había evitado que aquel aleteo que sentía dentro de ella se había calmado, pero quería ignorarlo porque sabía que en cualquier momento ellas despertarían.

Él se detuvo y la miró a los ojos y desvió pronto la mirada, tomó su mano y para sorpresa de Amelia,la acercó para besarla, en ese momento toda calma en ella desapareció y mil aleteos de mariposa se sintieron en todo su cuerpo, habían dejado de habitar un solo lugar como acostumbraban para recorrer cada esquina de su cuerpo y ahí Amelia supo que las noches quedando acurrucada sola mientras su acompañante cambiaba de canal se habían terminado.

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