La puerta



Tal vez no sea buena idea abrir la puerta, después de todo ha permanecido cerrada desde hace mucho tiempo, creo que incluso hace muchos años antes de que yo naciera.

De pequeña siempre me dio curiosidad, no es que fuera una puerta especialmente llamativa, era como cualquier otra, pero a veces fantaseaba con escuchar ruidos al otro lado o ver sombras moverse por debajo del marco, incluso en ocasiones me sentaba a lado y me ponía a platicar cuando tenía un mal día o un buen día o en cualquier día, no solía tener con quien platicar en ese entonces. Pero ahora que la casa se pondrá a la venta y se está vaciando toda, me preguntaron si tenía la llave y, por consecuencia -porque no la tengo- si quería derribar la puerta.

Apreté fuerte la urna en donde tenía a mi madre esperando que desde el más allá me diera una respuesta, cuando los trabajadores siguieron con los demás pisos mientras me decidía acerqué mi oído en el metal frío, como si así pudiera escucharla; creo que está demás decir que no la hubo.

Me senté en el suelo recargándome en dicha puerta, poniendo a un lado a mamá. Di unos pequeños toques en el suelo con los dedos de mi mano, vacilando. Si tocara el marco o alzara alguna pregunta ¿me contestaría como cuando era niña? ¿Por qué me resulta tan difícil recordar las razones por las cuales esa habitación nunca se abrió? Mi madre siempre evadía la respuesta, como si temiera de lo que había adentro... "Es nuestro pequeño secreto"... Dicen que en todas las familias los hay, en la mía todo secreto se encontraba atrás de dicha puerta y ahora no hay nadie quien me impida abrirla... ¿verdad?

Perdí la noción del tiempo como cuando pasaba tardes enteras jugando en ese lugar, miré una vez más a mamá esperando que me manoteara la mano por intentar develar lo que tanto la asustaba, pero solo me rasque la mano en su memoria. Me levanté de golpe, esto era absurdo, caminé en busca de un martillo y volví a mi lugar de descanso con las manos ocupadas, ahora si no hay quien me detenga. 

Di un par de golpes antes de que la chapa cediera, fue más fácil de lo que pensé y así de fácil la puerta cedió frente a mi, mis ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas que de seguro mi madre y su madre y la madre de su madre también derramaron, pero ahora era cierto que esa puerta no volvería a cerrarse de nuevo nunca más.

Moonverti

Comentarios

Entradas populares