Memorias



-¡Como un cuento de hadas!

Recuerdo su mirada emocionada, como si volviera a ser una niña, sus arrugas, sus canas, toda marca que había quedado en su cuerpo del tiempo vivido había desaparecido en esa fracción de segundos cuando el brillo de sus ojos llegó al punto cúspide. Ahí estábamos las tres, tres generaciones distintas compartiendo un momento íntimo; yo era la más joven y también era la que escuchaba aquella historia por primera vez; todo indicaba que aquella era una historia de amor.

El hechizo se rompió cuando pidieron nuestra asistencia en la planta de abajo y nos reímos cual adolescentes antes de reunirnos con el resto de la familia, no es que lo que me acabaran de contar fuera un secreto, pero se sentía tal cual.

Hoy ya perdí la cuenta de los años pasados de aquella noche y me cuesta trabajo regresar a aquella habitación sabiendo que no encontraré a alguien que me abrace mientras las llamo. Suspiré, no de alivio, sino de duda al no saber que decir o cómo permanecer en silencio y afortunadamente vuelve a sonar el teléfono. La voz de mi madre se vuelve un tranquilizante cuando paso mucho tiempo sin saber de ella, como una pastilla que relaja mis nervios, sin importar lo que diga se vuelve muy sabia y dejo de ser aquella mujer que se la pasa a la defensiva todo el tiempo, siempre cuidándose sola.

"Te voy a dar una verdadera razón para llorar"

A veces se me hace tan irónico que cuando más risas dejo escapar llegue un dolor en el cuerpo, recordándome que soy frágil, que no soy tan fuerte como lo aparento y me derrumba, siempre encuentra la manera de hacerlo.

De pronto las paredes de mi habitación desaparecen junto con mi llanto y me transporto a aquella habitación que no era de ninguna de las tres... de pronto parece que no ha pasado el tiempo, que se detuvo justo en el brillo de sus ojos...

"Es como un cuento de hadas" había repetido mientras mi abuelita sonreía ante la anécdota de mi tía, quien sonreía más, no se si porque realmente disfrutaba aquella historia o porque sabía que me encantaba escucharla, como cuando era una niña y me escapaba a su cocina para perderme en su voz.

Mi habitación volvió a ser la misma y el sudor de mi frente me recordó que me retorcía quien sabe hace cuanto tiempo atrás, pero ya no dolía, las había visto, tan tranquilas, tan alegres, tan llenas de vida. Miré en mis manos las venas marcadas y casi conseguía escucharlas en la voz de mi madre  que decía "ellas viven en ti".

Moonverti

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares