Cempaxochitl


"Su singular aroma y vibrante color le mostraría el camino de regreso a casa a quienes ya partieron de este mundo."

-¡Un colibrí!

Tulipán admiraba al ave que se había posado en un ramo de flores, nunca se había preocupado por aprenderse los nombres de las plantas hasta que empezó a asistir al Club de las flores marchitas; primero pensó que aquellas reuniones eran una especie de club de jardinería, pero cada día hablaban de algo completamente distinto lo que le permitía desconectarse de la realidad, era como si aquel patio abandonado fuera el portal a una dimensión en donde el tiempo se detenía, Hortensia ahogó un grito al ver las flores en las que el ave giraba alrededor.

-Dicen que traen mensajes de nuestros ancestros.

Pese a que una de las reglas del club es no relacionarse con algún integrante más allá de la entrada del número 40 de la calle San Antonio, Hortensia y Tulipán se encontraban a medio camino y se hacían compañía, la integrante más nueva por lo general se quedaba callada mientras Hortensia le hablaba de cómo funcionaba el club y de las anteriores reuniones que podrían resultar interesantes, nunca hablaban de su vida personal, era otra de las reglas, como si las fundadoras de verdad quisieran crear un mundo paralelo en aquel cubo de vecindad abandonado. En esta ocasión Hortensia se mantenía callada mientras Tuli hablaba de aquella bella ave.

-Se dice también que las mariposas son ancestros que vienen a visitarnos.

Habían llegado frente a la puerta verde y Tulipán le ayudó a Hortensia con las flores frescas mientras la segunda introducía el cerrojo, apenas la habían abierto cuando les inundó un aroma muy peculiar, olía a ancestro con un toque de alegría y color y a pesar de que estaban al inicio del pasillo ambas sabían que flores adornarían aquella tarde su reunión.

Una alfombra amarilla, roja y naranja vestían la mesa y las seis sillas, pequeñas mariposas revoloteaban alegres por el lugar y una de las asistentes ya había llegado. Pese a que todas eran sumamente peculiares, aquella chica era quien más le llamaba la atención a Tuli: cabello color cobrizo, ligeros chinos, piel blanca y pecosa, usaba siempre vestidos bordados y joyería hecha de chaquiras llena de colores.

-Llegaste pronto Cempi.

Hortensia tenía la manía de ponerle diminutivos a todas las flores, les daba un toque de ternura.

-Tenía que aprovechar que inició la venta de mi tallo para poder vestir el club, perdón si te hice comprar flores en balde.

Hortensia acomodó las flores junto con las que Cempasúchil ya había puesto, dejando una combinación extraña y colorida.

-Quedan bien.

Las demás chicas no tardaron en llegar y hablaron de la hermosa decoración del lugar.

-Camino al club vimos un colibrí, era hermoso.

Tulipán no dejaba de hablar del ave, nunca se había detenido a ver los detalles de su alrededor hasta ese momento.

-¿Y en qué flores se detuvo?

Arabis parecía la maestra que seguía haciendo preguntas del examen aún cuando éste había terminado y Tulipán se quedó callada, no había prestado atención en aquella flor, se mantuvieron en silencio esperando una respuesta.

-Eran petunias. -Respondió Hortensia y todas se mantuvieron calladas, comenzaron a evitar el contacto visual entre ellas y notaron el resto de las mariposas alrededor suyo.

-Bueno, al menos sabemos dónde se encuentra.

La voz de Cempasúchil sonaba alegre lo que interrumpió aquel sombrío momento, Tulipán era la única que no entendía lo que sucedía, no estaba permitido hablar de flores que habían dejado aquél vivero.

Moonverti

Comentarios

  1. Me da gusta volver a leer del club tan bonito... y con una flor con la cual recuerdo a los que se adelantan en un viaje nuevo. Gracias por escribir

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